Perón y el movimiento obrero ...POR DOMINGO SCHIAVONI

04.06.2013 23:22

POR DOMINGO SCHIAVONI

 

 

 


Perón y el movimiento obrero

Según una enjundiosa compilación, el político e historiador de Buenos Aires Lic. Juan Diego Carbone, afirma -tras la consulta de varios documentos de la época- que la particular relación entablada entre el coronel Perón y el movimiento obrero, sería una de las características esenciales del estilo político peronista. Perón tenía conciencia de la importancia de las estrategias políticas y emocionales para captar a los trabajadores, que no tenían una posición política definida, a menos que se los apoyara con una base material e institucional.

[20/05/2012] La elevación del nivel de vida y la mejora de la posición social del pueblo se convirtieron en el centro de su labor de gobierno. El gobierno militar había adoptado una postura dura hacia el movimiento obrero. Suprimió una de las dos Confederaciones Generales del Trabajo, y muchos sindicatos fueron intervenidos. La CGT sobreviviente era sometida con distintos tipo de control. Los dirigentes sindicales y políticos, principalmente comunistas y de izquierda estaban entregados. En octubre de 1943 se estableció una ley restrictiva para regular los sindicatos muy resistida por los dirigentes sindicales. Perón la suspendió en diciembre. 

Las primeras medidas netamente favorables a los sectores obreros fueron adoptadas unos seis meses después del movimiento militar de junio cuando el coronel Perón se hizo cargo del "Departamento Nacional del Trabajo", una repartición con funciones de asesoría y la transformó en un organismo con competencias más amplias y con considerables recursos administrativos: la "Secretaría de Trabajo y Previsión". El interés de Perón por los problemas del movimiento obrero, y el conocimiento de la materia, le permitieron convertir en pocos meses a esa Secretaría en el centro de decisión de todos los problemas y conflictos vinculados con el movimiento obrero y las entidades sindicales. 

En 1949 se sanciona una nueva constitución, sumamente discutida por la oposición al gobierno peronista, que será derogada por el golpe militar de 1955. La Constitución de 1949, incorporó los derechos del trabajador en el constitucionalismo argentino. Los mismos fueron incluidos en el art. 37, conocido como "Decálogo del Trabajador", donde se detallaban 10 derechos laborales: derecho de trabajar, derecho a una retribución justa, derecho a la capacitación, derecho a condiciones dignas de trabajo, derecho a la preservación de la salud, derecho al bienestar, derecho a la seguridad social, derecho a la protección de su familia, derecho al mejoramiento económico, derecho a la defensa de los intereses profesionales. El derecho de huelga no se encuentra incluido en el decálogo ya que esta tácitamente implícito en el mismo.

El día 17 de octubre de 1945 se produce la manifestación obrera más importante de la historia argentina. Cientos de miles de trabajadores, hombres y mujeres, de las zonas marginales, convergieron hacia la Plaza de Mayo reclamando la libertad de Perón. El gobierno militar levanto los puentes que separan la ciudad de las zonas fabriles de Avellaneda, pero la movilización fue una avalancha incontenible que tomó por sorpresa a los habitantes de Buenos Aires. Como decía Scalabrini Ortiz, "era el subsuelo de la Patria sublevada...!!!"

La presión del pueblo obligó al gobierno militar a liberar a Perón esa noche. Farrel exigió a Perón que saliera a uno de los balcones de la Casa Rosada, para calmar a la multitud, lo que finalmente hizo, y por primera vez hablo desde el histórico balcón de la Casa Rosada. La movilización del 17 de octubre de 1945 puso al gobierno militar contra las cuerdas y Perón le saco al gobierno la promesa de llamar a elecciones, que se realizaron cuatro meses después, resultando elegido presidente Juan D. Perón, con el apoyo del recientemente creado "Partido Laborista" por parte de un gran número de sindicatos. El 17 de octubre es el ingreso de la clase obrera argentina como protagonista de la historia grande del país y el nacimiento del "Movimiento Peronista”. Antes de ese día histórico, el sindicalismo argentino tenía una presencia marginal o esporádica.

A partir del 17 de octubre, formarán parte será importante del análisis socio-político- económico de la Argentina. Dijo el General Perón en su discurso en la plaza de Mayo, en el día del trabajador el año 1950: “Compañeros: hoy, un Primero de Mayo más de la etapa justicialista, encuentra reunidos en esta histórica plaza, y en muchas otras plazas no menos históricas de nuestras provincias, a una masa de trabajadores que, festejando la fiesta de su sacrificio, elevan en el altar de la patria el saludo agradecido de sus hijos ante la magnificencia de esta patria inmortal. A todos ellos, mi saludo y mi abrazo cariñoso, de compañero y de amigo”. 

El año 1950 será decisivo para el sindicalismo argentino. La Confederación General del Trabajo, al frente, con su bandera de lealtad y sinceridad para con la clase trabajadora, ha marcado en su último congreso la etapa más gloriosa del movimiento sindical de nuestra Patria. El Movimiento Justicialista celebra como su propia fiesta la fiesta de los trabajadores argentinos, primero, porque el Movimiento Justicialista es un movimiento obrero y segundo porque nadie hizo en su beneficio antes que nosotros lo que nosotros hemos hecho. El año 1949 queda grabado en la historia como el año de la Constitución Justicialista, la Carta del Pueblo, la Carta de los Trabajadores, donde se estampan sus derechos que la injusticia humana no podrá abatir en los siglos de nuestra vida histórica. 

“Pero, compañeros, no debemos descansar en la vigilancia de esta Constitución Justicialista y su cumplimiento. Voces de la reacción comienzan a levantarse en algunos diarios "serios" o en alguna bolsa de comercio. Ellos hicieron algo así como un tabú de la Constitución liberal individualista que les permitió explotar a la República durante un siglo. Ellos no habrían tolerado jamás la voz de un obrero que anatematizara esta Constitución, porque permitía la explotación de los trabajadores. Como ellos vigilaron sus intereses, como ellos discutieron el tabú cerrado de esa constitución durante un siglo, nosotros, los justicialistas, hemos de velar con el arma al brazo para su cumplimiento y pobres de ellos si se animan a sacarla. Compañeros: el pueblo de la República, en un plebiscito jamás realizado por su pureza y por su ecuanimidad, ha establecido en una asamblea soberana que la ley suprema de la Nación, dada por ese pueblo, será la Constitución Justicialista”. 

“Hemos de recordarles -continuaba- a quienes intentan levantarse contra ella, que en esta tierra, el que se levanta contra el pueblo paga muy cara su traición. Compañeros: yo les he dado una doctrina justicialista, he asegurado una justicia social, he conquistado una libertad económica, les he dado una realidad política, todo consolidado en la Constitución Justicialista. Para el futuro han de ser ustedes los guardianes, han de ser ustedes los que juzguen y han de ser ustedes los que sancionen. El movimiento sindical argentino y el pueblo argentino tienen la enorme responsabilidad de conservar este legado que nuestra generación creó para la felicidad de nuestros hijos y de nuestros nietos y para que no vuelvan ha producirse los dolores y las miserias que hemos presenciado”. 

“Por eso compañeros, es necesario afirmar los sindicatos; es necesario apuntalar la CGT; es menester que todos los trabajadores de la Patria, en este inmenso movimiento sindical, terminen por establecer que en esta tierra los trabajadores son uno para todos y todos para uno. Y así unidos los sindicatos y el pueblo argentino, custodiaran y defenderán en el futuro sus reivindicaciones, y será el pueblo y los trabajadores, marchando del brazo por la ancha calle de la historia, quienes escribirán el último capítulo justicialista de esta querida Patria argentina. Compañeros: que nuestros conflictos intersindicales sean solamente peleas de familia de entrecasa. Cuando salgamos a la calle no habrá ninguna pelea, seremos como una familia unida que puede tener sus conflictos domésticos, pero ante el exterior se presenta con un frente unido e indestructible. Un frente obrero popular, unido y numeroso será el terror de la reacción y la mejor defensa contra la reacción política oligárquica, que pretende levantar su voz en defensa d interese ajenos al país. 

“Compañeros: escuchamos hoy que los políticos del fraude están pensando en formar agrupaciones obreras favorables a su política. Les hablan con nuestras propias palabras; se han convertido a la doctrina justicialista. Pero hay que repetirles lo que nosotros sabemos de ellos: que están disfrazados de obreristas. Tendremos que hacer como en carnaval y decirles: "Sáquense el bigote, que los conocemos". Ya sabemos que interesar a los sindicatos en la política partidaria es una maniobra artera y conocida de la reacción. Meter la política para debilitar primero, dividir después, y disociar, finalmente, entregando a los trabajadores maniatados a la reacción, para que ella cumpla su designio. Por eso, el año 1950 ha de ser de fortalecimiento sindical, de cumplimiento de lo determinado por la CGT; de unión y de conformación del nuevo sindicato argentino con su ala de lucha y con su ala social, con las mutualidades, con las cooperativas, con las escuelas sindicales, en forma de elevar la cultura social, y que la lucha que pueda venir en el futuro nos encuentre fortalecidos y firmes para hacer frente a la reacción”. 

“La defensa de los trabajadores se hace sólo por los trabajadores mismos. Que se fortalezcan nuestras organizaciones para que muchos primeros de Mayo nos sorprendan en el grado de felicidad y dignidad que hoy disfrutamos. Que en el futuro las organizaciones sindicales se vigilen si mismas y vigilen a las fuerzas de la reacción. Que sean ellos el artífice de su destino, porque nadie lo hará en su reemplazo en forma que esas organizaciones tengan algo que agradecer. Finalmente, quiero terminar con el consejo y el saludo de siempre. El consejo, compañeros, es el mismo que dijimos en las horas de lucha y que no debemos olvidar en los tiempos de bonanza: unidos, venceremos. Y el saludo lo dirijo a los camaradas que me escuchan a lo largo de toda la República, y con este mi saludo reciban un estrecho abrazo sobre mi corazón de compañero y de argentino”.